El COVID-19.
Sabía de esta enfermedad, más no la había experimentado.
Había escuchado de pacientes, más no era yo, ni ninguno de mis conocidos.
Trataba de tomar todas las medidas necesarias, debido a lo expuesta que me encontraba.
Pero pasó, me contagié.
Cuando me dijeron que mi prueba era positiva, fue una mezcla de miedo y ansiedad, por mi y por mi familia, porque no quería que por mi culpa se contagiaran. Y por mi, porque no quería que la enfermedad se me complicara.
Y entré a esa habitación N°200 y ahí empezó todo.
Entre termómetros y oxímetros
Entre comidas y sanitizaciones
Entre pastillas y dolores
Entre ansiedades y taquicardias
Entre cansancio y debilidad
Entre llantos y sentimientos encontrados
Entre insomnio y dudas, me encontraba.
Pero sabía que había una razón más allá por la cual yo estaba ahí, sola, encerrada...
Encuarentenada
Para mi que cada quién experimenta de manera diferente una situación, pero hoy les contaré la mía.
En ese momento en el que estás en una habitación, enferma, sin mucho que hacer, te das cuenta de lo pequeños e insignificantes que somos (en el buen sentido).
En ese momento pones en duda tu propia existencia.
Era vivir con miedo que de un momento a otro podes empeorar, entrar a una UCI y en el peor de los casos, morir.
Pero incluso hasta en eso Dios tuvo cuidado de mi
Yo presentaba síntomas leves, pero hubo un momento en el que sentía que no podía respirar y me dolía el pecho, y no sabía si era por el covid o por ansiedad, por lo que tenían que realizarme ciertos exámenes.
En ese momento, me llevaron a un Hospital Nacional, y en el transcurso de mi traslado para realizarme unos exámenes, hable con el enfermero que iba en la ambulancia, y pude ver el arduo trabajo que ellos realizan día con día al exponerse de esa manera, lidiar con pacientes y vivir con cansancio, y que aun así puedan darte palabras de aliento. Realmente los admiro muchísimo.
Cuando llegue al Hospital, pude ver pacientes muy complicados, pude sentir el dolor de ellos, se sentía ese ambiente tenso, de enfermedad, en el que ellos estaban luchando por sus vidas, y fue ahí donde me sentí conmovida y agradecida con Dios, porque no estaba yo ahí, porque mis síntomas no eran nada, a comparación de los de ellos; porque aún en la prueba, Él cuida de nosotros, de sus hijos.
Y vi la gracia de Dios en un enfermero, que me hizo reír y calmarme, y en una enfermera que me vio mal y me brindó su abrazo.
Dios a veces pone personas para mostrar su amor hacia ti
Muchas veces ignoramos la realidad de la que nos rodeamos, la importancia de muchas gestiones y decisiones que realizamos a diario, pero hasta que no estás ahí, viendo con tus propios ojos, no los abrís.
Fue ahí cuando empecé a experimentar muchísimas cosas, que tenía años de no sentir.
Fue ahí que encontré inspiración en Él y en lo que estaba haciendo conmigo.
Fue ahí donde luche con mis propios miedos y guerras.
Fue ahí donde logre ver la realidad desde adentro hacía afuera.
En un vaivén de emociones me encontraba.
En momentos donde todo parecía tener esperanza y un motivo, y otros,en los que el desanimo y la desesperanza me inundaban.
Mi corazón se había enfriado y necesitaba descongelarlo.
El encierro sacó todo mi dolor, todo lo que debía perdonar, todo lo que temía, mis fantasmas, mi pasado y mis ansiedades
Dios hizo todo nuevo, me renovó.
El favor de Dios.
Lo vi
Lo vi en los mensajes de aliento, lo vi en los regalos a diario, lo vi en las flores y en los rayos del Sol, lo vi en mis sueños, lo vi en las madrugadas, lo vi en el hospital y en el hotel, lo vi, siempre estuvo ahí.
Lo vi en los médicos y en las personas que estaban pendientes de mi, en el lugar que me encontraba.
Incluso, lo vi cuando puso a una persona que fue mi ayuda, a 3 habitaciones de la mía. Fue alguien que me calmó en mis ansiedades y escuchó mis llantos y mi historia. Fue quién me motivó a seguir buscándolo más a Él día con día.
Me detuve a pensar y,
Cada día fue una enseñanza diferente
Con cosas mínimas me enseño que todo tiene un propósito, incluso las cosas por las que renegué en un principio, me sirvieron al final.
Fue tanto así, que me despertaba en la madrugada a orar y alabar, o simplemente no podía dormir sin antes hacerlo.
"Como un susurro fue su voz en el silencio"
Dios. ABBA PADRE.
Me enseñó que debía perdonar
Me enseñó a mi verdadera familia y amigos
Me enseñó la paciencia y el descanso
Me enseñó lo bendecida y afortunada que era
El primer día me enseñó cómo hace falta el calor de hogar
El segundo día me enseñó la humildad
El tercer día me enseñó el agradecimiento
El cuarto día me enseñó la paciencia
El quinto día me sorprendió
El sexto día me enseñó a interceder por otros con amor
El séptimo día me enseñó el perdón y la sanidad (por fe, porque escribí esto aún no sabiendo mi segundo resultado de la prueba, pero por fe yo se que ya estoy sana)
El octavo día me enseñó que aún en la prueba el muestra su amor
El noveno día me enseñó que el cuida de sus hijos y da paz al corazón
El décimo día me enseñó a tener un poquito más de fe y esperanza
El onceavo día me enseñó que él es un Dios de orden
El doceavo día me mostró su misericordia y mi regalo de cumpleaños adelantado
Es que si les explicara, no me creerían. Todo fue increíble.
"Él sabe como tener detalles con nosotros"
Y en mi oración, como ya hacía mucho tiempo no la hacía, puso en mi una palabra "ABBA PADRE". Puso en mi paz, puso en mi tranquilidad y confianza en él.
Yo sabía que al salir de aquí, no podía salir siendo igual. Dios me puso retos, en los cuales debía dejar de lado mi orgullo y resentimiento.
Dios permitió esto con un propósito, y era sanarme, adentro y afuera; mi cuerpo y mi corazón. Y me encuentro hoy, escribiendo esto, desde mi casa, con mi familia, agradecida con mi Padre Celestial por su amor hacia mi.
Y al doceavo día, con una llamada me despertaron, diciendo que mi segunda prueba estaba negativa y que ya había vencido el COVID-19. Que ya podía irme a casa
Me encuentro muy agradecida con mi mami, por esas llamadas y oraciones cada mañana, tarde y noche, con mi familia por estar súper pendiente, con los pastores por sus consejos y oraciones, con mis amigos y conocidos por estar pendientes y por sus detalles, con todo el personal de salud que estuvo cuidando de mi.
DIOS ES BUENO
No está demás aconsejarles, que se cuiden, que de verdad lo hagan, porque hasta que no te toca a ti, no dimensionas la gravedad de esta enfermedad.
"Dios tenia que encerrarme para poder liberarme"
Algunos versículos que leí
Romanos 2:6
Romanos 4:24
Hebreos 11:33
Josué 3:9
Algunas alabanzas
Tus Cuerdas de Amor- Julio Melgar
Digno- Marcos Barrientos Ft. Marcos Brunet
Oceans- Hillsong
Lo Harás Otra Vez- Elevation Worship
El Poder de Tu Amor- Ingrid Rosario
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