Por todas esas noches de desvelo.
Por todas esas palabras y oraciones.
Por todas esas pequeñas acciones.
Por todos tus sacrificios y cuidados.
Por todos tus regaños justificados.
Por todos esos sándwiches preparados
y tu amor brindado.
Por todas esas horas jugando a las Barbie’s, al “té”, al “restaurante” y a la “paciente”.
Por todas esas cartas y dibujos que recibías con total felicidad
aunque no fuera yo una Picasso.
Por todas esas actividades aplazadas
por ponerme en primer lugar.
Por toda esa paciencia con los años.
Por todos esos detalles inesperados.
Por todos esos biberones preparados
y esos pañales cambiados.
Porque sé que conmigo aprendiste
a ser madre.
Porque sé que luchaste conmigo y por mi.
Porque no fue fácil.
Porque lloraste, sufriste, aceptaste
y perdonaste.
Porque ser madre joven y soltera no te impidió criarme.
A ti madre, te agradezco todo lo que hiciste, haces y harías por mi.
Por estar a mi lado en todos mis cumpleaños
porque cada año que cumplo, es un año más tuyo siendo madre.
Por estar ahí, en cada acto y reunión; y cómo no mencionar esos momentos de dolor y decepción.
Por enseñarme a contar, a leer el reloj, a memorizar el abecedario
y tratar de solventar cada duda que me surgía.
Por creer, por confiar y sentirte orgullosa de mi.
Por enseñarme con tu ejemplo el concepto de compasión y perdón.
Por enseñarme el mejor camino
el camino de Dios.
Porque no me alcanzaría una vida para agradecerte.
A ti mi mujer guerrera, luchadora y mi amor más grande.
A ti que te amo con mi alma.
A ti mi querida madre
gracias.
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